sábado

Un centenar de recuerdos

En alta mar, el 26 de abril de 1811. A bordo de la HMS Circe.

Atrás queda Tolón ¡Por fin! Hay hombres mirando hacia la costa francesa con rostros que muestran auténtica felicidad, mientras otros cantan e incluso bailan. Les dejo hacer. Ha sido muchos meses de rutina. No se les puede reprochar nada.

Por mi parte tengo sentimientos encontrados. Atrás quedan buenos amigos. Oficiales de otros navíos con los que, alrededor de una mesa y regado con un buen vino, he pasado veladas agradables, ganando la guerra ante los franceses de mil formas diferentes, suspirando por amores perdidos o brindando por felices situaciones que no volveremos a vivir jamás.

Pero todo esto se acabó. Al menos frente al puerto francés de Tolón, en este interminable bloqueo que parece que nunca se va a acabar o, al menos, hasta que termine una guerra cuyo fin parece lejos mientras Napoleón continúe tan firme en el continente.
La HMS Circe vuelve a Portsmouth. Vuelve a Inglaterra.

Pero hoy, al margen de la felicidad de volver a la madre patria, es un día especial.
Cien capítulos han pasado ya en este diario, cien vivencias, cien formas de ver lo que me ha ocurrido en estos años desde que decidí tomar la pluma y descargar lo que tengo dentro, sin la necesidad de hacerlo con una botella a mi lado o enfurecido con el primer infeliz que se cruce en mi camino.
Los recuerdos pueden ser una bendición o la peor de las maldiciones. Ser su esclavo, atormentarte en lo que pudo ser o y no fue, o saber gobernalos como el que lo hace como una nave, disfrutando en la travesía, volviendo a vivir tus experiencias y dejarte llevar por las sensaciones. Este diario me servirá en el futuro como le mejor de los timones.

Haremos una parada en Gibraltar, ¡y de ahí a Portsmouth! Ciertamente tengo mucho interés por regresar a mi casa (espero no volver a sufrir otro imprevisto desagradable), y por supuesto visitar a mis padres en Bedford. Quizás así tenga noticias de mi hermano, que según tengo entendido sigue combatiendo con los dragones en la península ibérica.
He barajado incluso la posibilidad de pedir un permiso e intentar buscarlo, para lo que necesitaré informarme de dónde se encuentra y de contar además con un buen guía, ya que España es un país completamente desconocido para mí, y me encontraría tan desubicado como una cabra en la cabina del capitán. Lo estudiaré cuando llegue a la 'Roca'.

Por ahora subiré a cubierta para disfrutar de una de las mejores travesías de los últimos meses. Sin lugar a dudas.